Si eres una mujer cercana a los cincuenta años, es común que estés atravesando una etapa de desequilibrios hormonales y síntomas asociados a ellos (temporales o definitivos, según el caso). Pero ¿Cómo saber si tienes la menopausia cuando todavía no se te ha retirado por completo la regla?
Hay una serie de señales que te permiten conocer más tu cuerpo y determinar si estás llegando a ese momento de la vida de la mujer en la que se prepara, física y emocionalmente, para decir adiós a su capacidad reproductiva.
Para empezar, la menopausia es una etapa de transición en la vida de la mujer del periodo fértil a la vejez. Se caracteriza por el fin de la menstruación y el inicio del climaterio, en concreto después de doce meses sin el ciclo menstrual.
La edad media del inicio de esta etapa se sitúa entre los 40 y los 50 años. En España, en particular, suele empezar a los 51 años.
Debes tener en cuenta que la menopausia no es una enfermedad. No obstante, debido a los cambios en tu organismo, es importante prestar atención a tu estilo de vida para evitar algunos de los síntomas más habituales.
“El cuerpo avisa”, se escucha decir, y es cierto. Tu cuerpo te irá dando señales e indicando que se acerca tu momento. Por ello, procura estar atenta a algunos de estos cambios típicos.
- Irregularidades del ciclo menstrual. Puede que la regla dure más días que los habituales o se vuelva más abundante que antaño. Incluso puede que notes pérdidas dos veces al mes y, de repente, no menstrúes durante un largo período.
- Problemas para dormir. Hay mujeres (no todas) que se quejan de que los sofocos no las dejan conciliar el sueño. Otras dicen despertarse a mitad de la noche para orinar (la incontinencia también es un síntoma frecuente), algo que no les ocurría años atrás. Algunas presentan dolores corporales propios de la edad (de espalda o cintura, por ejemplo) que las motivan a levantarse y no permanecer tanto tiempo en la cama, como quizá sí lo hacían tiempo antes. Lo cierto es que el insomnio es típico de este periodo.
Según la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), el insomnio puede durar más de cinco años en 1 de cada 5 mujeres, pero se puede tratar. - Sofocos nocturnos. Ocho de cada diez mujeres padecen sensación de calor exagerado en cabeza, cuello y tórax, en especial, durante la noche. La subida de los calores corporales se presenta de manera súbita y suele tomar por sorpresa. Para estar prevenida, lo mejor es llevar un abanico en la cartera. Siempre.
- Sequedad vaginal. Se debe a la disminución en la producción de estrógenos.
- Cambios en la piel y en el cabello. No son pocas las que manifiestan que tienen el rostro más tenso, que requieren más crema humectante y que sienten tirantez en algunas zonas de su cuerpo. Los cambios hormonales también perjudican a la piel, que se vuelve más seca y flácida, y al cabello, que se debilita y se cae con más facilidad. Además, la disminución de estrógenos y el aumento de andrógenos puede provocar la aparición de vello facial.
- Sangrado tras el coito. No te asustes, pero coméntalo a tu ginecólogo de confianza.
- Falta de deseo. Solo algunas mujeres, ante la incertidumbre que generan los cambios corporales, se encuentran reticentes a mantener relaciones sexuales. Otras se alejan del sexo porque comienzan a sentir dolor vaginal. El problema de la sequedad vaginal, unido a las alteraciones hormonales, puede causar una disminución de la libido.
- Cambios bruscos de ánimo. Se suelen atribuir a los desbarajustes hormonales, pero podrían asociarse a una actitud negativa ante esta nueva etapa o a un estado de tristeza por atravesar la pérdida (y el duelo) del cuerpo joven. Un bajo porcentaje sufre de depresión asociada a esto último. Los cambios de humor y otros trastornos psicológicos están relacionados, sobre todo, con los síntomas anteriores. Además, a nivel emocional, te estarás enfrentando a cambios importantes en tu cuerpo que es posible que te provoquen desánimo, depresión, estrés, irritabilidad, ansiedad, cansancio, etc.
- Cambios corporales. Algunas mujeres advierten que se les ensanchan las caderas o que les aumenta la tripa en este periodo premenopausia.
- Cambios en la distribución de la grasa corporal. En esta etapa el metabolismo se vuelve más lento, lo cual promueve la acumulación de grasa, sobre todo en el vientre, las caderas y los glúteos, y el aumento de peso. El sobrepeso, además, conlleva un mayor riesgo de sufrir diabetes o problemas cardiovasculares, en especial si llevas una vida sedentaria. En cambio, es posible que pierdas volumen en la zona de los senos.
- Osteoporosis. Muchas mujeres en esta etapa presentan debilidad ósea debido al adelgazamiento de sus huesos. La pérdida de densidad ósea relacionada con la disminución de estrógenos provoca una descalcificación progresiva. Por ello, el riesgo de sufrir fracturas es cada vez mayor a partir de la menopausia. Además, esto también repercute en tu salud dental.
- Infecciones urinarias. Podrían volverse frecuentes durante el climaterio.
Para muchas, es un periodo de tensión e incertidumbre. ¿Por qué la menopausia genera tanta desconfianza? Simple y sencillamente, porque se trata de una fase vital en la que una mujer cree desconocer su cuerpo que, ahora, se comporta de manera extraña.
Surgen entonces, muchas cuestiones: “¿cómo seré de aquí en adelante?”; “¿sufriré por ya no tener un cuerpo joven?”; “¿cambiará mi vida sexual a partir de estos cambios?”; “¿me volveré más inestable e irascible a partir de los desajustes hormonales?”.
Para ellas no existen respuestas. El cuerpo de cada una es único y su manera de responder y adaptarse a los cambios también lo es.
Desmontando mitos
En torno a esta transición existe mucha incertidumbre, y con ella muchos mitos que en adelante intentaremos desmentir.
“La menopausia supone que, en adelante, sufrirás teniendo relaciones sexuales”. Es una mentira gigantesca. Eso sí, no seas ingenua: claro que habrá transformaciones en tu vida íntima, pero no estarán vinculadas a la pérdida del placer erótico. Con el paso del tiempo, la vagina de la mujer no responde del mismo modo que veinte años atrás, ante la excitación sexual. “¿Es que me secaré como una hoja en otoño?”, te preguntarás. Nada de eso: pero advertirás cierta sequedad vaginal (por la merma de los estrógenos).
La vagina ya no se lubricará como cuando eras una treintañera y, muy probablemente, requieras el uso de un lubricante íntimo lo que, a partir de los cincuenta, es normal y necesario.
Esto último, es importante que lo tengas claro, ya que no pocas mujeres, por desconocimiento, abandonan su vida sexual ante molestias o dolor durante el coito. No lo cuentan a su ginecólogo y, tarde o temprano, acabará por sentir que el sexo ha terminado para ellas, en lugar de buscar alternativas para poder seguir disfrutándolo. Todo un cúmulo de problemas evitables.
“El aumento de peso es inevitable”, es otro mito. Aquí hay que ser cuidadosos: la menopausia no hace ganar peso, pero sí dificulta perderlo, que no es lo mismo.
También es otro mito aquello de: “la menopausia llega antes si menstruaste pronto la primera vez”. El período fértil varía en cada mujer y no caduca por esa razón.
Con esto esperamos haberte ayudado a despejar el cúmulo de dudas que suelen surgir en esta etapa tan delicada de la vida. Si te surge alguna otra duda déjala en comentarios e intentaremos dar respuesta a todo lo que surge, tus dudas pueden resolver la de otras mujeres también, así que no dudes en consultar.
Nuestro departamento de Ginecología estará también atento para acompañarte en este proceso.
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